¿Más Odio que Corazón?

Tim Blake Nelson como Buster Scruggs en The Ballad of Buster Scruggs de Joel y Ethan Cohen
Tim Blake Nelson como Buster Scruggs en The Ballad of Buster Scruggs de Joel y Ethan Cohen

Resulta interesante sumergirse en la primer película de Joel y Ethan Coen que se estrena para una plataforma digital: The Ballad of Buster Scruggs (2018, Estados Unidos). Principalmente por la forma en la que se nos presenta. Verán, son seis episodios de duración y registro variado. Inevitablemente nos hacen recordar, tanto por su estética como por sus historias/temas/personajes, a las revistas pulp de principios del siglo XX. Esas que, precisamente, ayudaron a que el oeste norteamericano se volviera legendario.

Lo que comunica, digamos, a esas seis historias es la misantropía que destilan la mayoría de los personajes. Y, claro, su escenario: el oeste norteamericano. Tan amplio, hermoso y peligroso.

Cierto, los hermanos Coen ya han visitado esa región anteriormente. Y lo han hecho tanto revisitando su periodo clásico mediante el remake de True Grit que se estrenó el 2010, como actualizando sus temas y discursos a tiempos presentes: No Country for Old Men del 2007 y su debut Blood Simple de 1984.

La novedad con … Buster Scruggs es que estamos ante su primera obra antológica, por lo que el experimentar resulta casi una obligación.

Así es que nos enfrentamos ante una revisión de temas clásicos del oeste, como el hombre contra la naturaleza o la civilización contra la barbarie. Pero vistos desde un prisma diferente. Uno claramente iconoclasta.

He aquí, pues, una película que nos muestra, como ya dijo David Edelstein en su texto para Vulture, que con … Buster Scruggs los Coen son artistas que han llegado a su madurez. Así que, experimentar con temas, géneros y con lo que se pueda será la norma ahora.

¿Y de qué va The Ballad of Buster Scruggs? La película abre con la historia que da título a la antología. En ella conocemos a Buster Scruggs (Tim Blake Nelson), un vaquero diestro para la pistola, la guitarra, las canciones y con un arsenal de historias y experiencias que con gusto nos compartirá (el personaje rompe la cuarta pared cuando quiere). Incluyendo ese gran enigma que lo corroe ¿Y qué viene después de que uno muere? ¿Qué pasa con lo que uno hizo en vida después de eso?

De ahí pasamos al episodio más corto de la antología, protagonizado por James Franco que da vida a un anónimo y malogrado asaltante de bancos que vive en carne vida qué significa tener mala suerte.

Y así podemos seguir resumiendo la temática de cada capítulo restante, pero creo que lo mejor es que se exploren teniendo en cuenta que la base sobre la que se erigen estos relatos es sobre la que han tenido todas las cintas (y guiones) realizados por los Coen: el mundo, ese lugar tan lleno de posibilidades, es un lugar duro.

Uno que nos destruirá si nos descuidamos.

Uno que igual nos mostrará un bello atardecer o amanecer, que la más dañina y mortal tormenta.

Y por más que queramos racionalizarlo, o de perdida comprenderlo, la verdad es que nada importa.

Porque, como dice uno de los personajes de los capítulos que compone esta balada: Sabes la historia, pero las personas no se conforman con escucharla una vez. Son como niños. Y lo hacen porque siempre hacen que esas historias tenga algo que ver con sus propias historias, su vida. Supongo que porque a todos nos gusta escuchar historias que tengan que ver con nuestra vida, aunque sepamos bien que nada de eso lo hemos vivido. Eso último, que no lo hemos vivido; eso lo que importa.

Atentamente, el Duende Callejero

El consentimiento

Fotograma de A Serious Man

De nuevo, al pasado ¿Me acompañan?…

En concreto, al decimocuarto largometraje, A Serious Man (2009, Estados Unidos, Inglaterra y Francia), de los hermanos Joel y Ethan Coen, donde vuelven a adeñuarse de una historia del dominio público para montar su trama.

Recordemos, hace años tomaron unas cuantas escenas de La Odisea de Homero y las insertaron en O Brother, Where Art Thou? (2000). Antes se adueñaron de una anécdota del dramaturgo Clifford Odets para su Barton Fink (1991). Sin embargo, lo que la distingue A Serious Man del resto de su filmografía es que aquí hacen algo que permanece inédito en su filmografía.

Verán, luego de cubrir varios puntos de la geografía estadounidense del siglo XX relatando ironías que solo podrían pasarle a ciertas personas que viviera en ciertas regiones y en ciertos momentos, ahora el relato que pertrecha el par se vuelve personal.

A Serious Man se sitúa en un pueblo de su natal Minnesota, repitiendo parte de lo que hicieron con Fargo (1996), solo que a finales de los sesenta. Justo en esa época en la que los hermanos dejaban la niñez y entraban en la adolescencia.

Estamos en una comunidad judía clasemediera como en la que ellos vivieron, y para colmo acompañando a un personaje, Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg), dedicado a la academia. Profesión de Edward Coen, padre de Joel y Ethan.

Curiosamente ante una historia que parece tan personal, uno esperaría que los Coen se explayaran con esa conocidísima marca de la casa: por más desventuras que le pasen sus criaturas, al final ninguna quedará desvalida. Recordemos lo que dijo el vaquero anónimo (Sam Elliot) en The Big Lebowski (1998): I guess that’s the way the whole durned human comedy keeps perpetuatin’ itself.

Pero, sorpresa, estamos ante su película más visceral. Una que se toma sus momento para gritar ¿Carajo, qué es lo que Dios quiere de nosotros? Para luego responder que claro, qué inocente es esperar una respuesta de la nada.

Larry es un maestro de ciencias en un pequeño colegio liberal en el Estados Unidos de 1967. Vive con su familia (su esposa Judith, sus hijos Danny y Sarah), en una casa recién adquirida cuya manutención los hace ajustarse el cinturón. Pero Larry no se queja. Como diría una canción de la época: the times they are a-changin’, así que lo mejor sería aprovechar ese momento plagado de ánimos revolucionarios, de amor, de paz y dejarse llevar por la corriente.

Solo que como todo hombre consciente de que la juventud se ha ido y que eso que llaman madurez hace rato que está instalada en su humanidadLarry comienza, sin tener conciencia de ello, a cuestionarse sobre su vida, sobre sus logros, hasta sobre sus creencias. Y sin dejar en claro cuáles son sus conclusiones, inicia una especie de campaña dedicada a encontrar paz mental para él y para sus allegados, iniciando con algo tan simple como un chequeo médico.

Es cuestión es que, en cuanto deja su usual estado pasivo parece haber puesto en marcha una serie de desgracias.

Desgracias que vendrán a ponerlo a prueba en cuanto a su tolerancia y paciencia, y que también sirven para ilustrar esa época en la que la palabra inocencia dejó de tener sentido para el norteamericano promedio.

No es secreto, estamos ante la reinvención del Libro de Job.

Allá, el Diablo y Dios juegan una apuesta relacionada con la fe del hombre ¿Hasta dónde llegará? ¿Qué se tiene que hacer para quebrarla? El Diablo escoge a un hombre sin atributos, o bueno, a un hombre serioJob, para someterlo a toda clase de calamidades con el permiso de Dios. Todo porque Él estaba tan seguro de que la mejor de sus criaturas nunca lo defraudaría

Al final, Dios gana al demostrarle al Diablo que por más desgracias acontecidas, ese hombre serio, Job, jamás perdió la fe. Pero también acaba reprendiendo a Job al escucharlo molesto cuando uno de sus vecinos le dice que si algo malo le estaba pasando debía ser a causa de sus pecados. Que lo mejor sería que revisara qué ha hecho con su vida.

Por esa muestra de orgullo, el castigo de Dios resulta más interesante que la misma apuesta: le devuelve todo lo que perdido, para ver si así aprende a no ser orgulloso.

¿Y qué es lo que los Coen quieren de nosotros?

Eso podemos gritar al final, aunque, la verdad ¿No lo hemos entendido?

Convendría recordar aquí que algunos han puesto un pero a la historia de Job.

¿Cómo es posible que Dios consintiera que alguien más que Él fuera el que pusiera a prueba a Job?

Y, teniendo en cuenta que esta es la película más personal del dueto ¿Qué significan ese crudo relato que los hermanos nos han mostrado?

Ah, eso me recuerda dos cosas

Primero, a la escritora y activista norteamericana Eleanor Roosevelt, esposa del trigésimo segundo presidente de los Estados Unidos, se le atribuye la frase: nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.

Segunda, la única criatura parida por la imaginación los Coen que queda desvalida es Barton Fink. Ese otro personaje principal judío que tiene su filmografía que en algún momento de la película otro personaje le dice: Barton, empathy requires understanding.

Atentamente, el Duende Callejero