No es ficción

Esto no es ficción.
Entre el 2010 y el 2011, el autor francés Renaud Camus publicó dos libros en los que presentó una teoría con la que pretendía explicar qué había detrás de la crisis migratoria y los varios actos terroristas que estaban ocurriendo en países europeos.
Su tesis era que se había iniciado una acción para acabar con la población blanca europea, y no importaban ni los credos ni las ideas políticas.
A dicha teoría se le conoce como la del Gran Reemplazo, la Gran Sustitución o como el Genocidio Blanco. Y, sin importar el nombre con el que se la quiera llamar, la base sigue siendo la misma: se trata de una xenofobia intelectualizada sostenida por hechos y datos o manipulados o que no pueden ser comprobados, y que hace eco en todo aquel que no entiende que toda sociedad puede y debe considerarse como una construcción basada en los cambios.
Y que dichos cambios vienen precisamente de todos esos eventos en los que culturas, razas, pueblos se han encontrado y mezclado.
Eventos que, por cierto, rara vez han sido tersos. Basta recordar cualquier hecho histórico.
En fin, la teoría del Gran Reemplazo está teniendo un lamentable resurgimiento mediático debido a el penúltimo tiroteo ocurrido en Estados Unidos. El de Buffalo. El perpetrador la citó en un manifiesto como una de las razones por las que disparó a todo aquel que no fuera de raza blanca a las afueras de un supermercado.
En dicho documento, compartido en línea desde una cuenta personal, planteó que los clientes de ese negocio eran de una raza que pretendía: reemplazar étnicamente a mi propia gente.
La cuestión aquí es que gran parte de esa teoría atribuida a Camus tiene su base en una novela: El Desembarco, publicada en 1973 y escrita por Jean Raspail.
Catalogada como una novela distópica, su trama plantea que debido a las varias políticas de puertas abiertas y adopción que benefició a naciones africanas, hindúes, musulmanas, asiáticas y latinas, poco a poco la población blanca del mundo comienza a ser minoría.
Los migrantes se niegan a adoptar rasgos culturales, imponiendo su propia cultura en esos territorios en los que se asientan. Y crecen en número, se apropian del territorio, se mezclan.
Así, lenta pero progresivamente, la población blanca sucumbe salvo por un país: Suiza.
Su población resiste como puede el embate de ese mestizaje mundial, aunque la pregunta sería ¿Por cuánto tiempo?
No es de extrañar que gente como Camus o Steve Bannon, estratega de la era Trump y padre de ideas como la del muro fronterizo, citen a la novela de Raspail como un texto capital.
Lo repito, esto desgraciadamente no es una ficción.
Partió de una ficción, sí. En concreto de una novela que, como muchas, solo aventuró a dar respuesta a una pregunta sobre qué pasaría sí…
Pongo esto sobre la mesa justo cuando un hombre con una visión muy limitada del mundo, pero con muchos seguidores (y también adoradores), provocó un debate sobre la viabilidad de que ciertas ideas se expresen sin supervisión en redes sociales.
Así el estado de este mundo que estamos viviendo. Uno donde, recordemos, algunos religiosos y políticos quieren prohibir ciertos libros solo porque no soportan que algunos jóvenes se enteren de hechos históricos y tengan pesadillas.
What a time to be alive?
Atentamente, el Duende Callejero…
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