A la cineasta Rose Glass (1990, Londres) la conocimos en el 2019 gracias a Saint Maud, un memorable aunque algo desconocido ejercicio de género que, entiendo, no tuvo un estreno comercial en México.
En Saint Maud se cuenta la historia de Maud (Morfydd Clark), una joven enfermera que pasó por un evento traumático que la acercó al catolicismo. Y no solo para asistir a misas, sino como un estilo de vida que siente que la ha hecho especial. Maud se obsesiona con salvar el alma de Amanda (Jennifer Ehle), una ex bailarina y coreógrafa enferma de cáncer a la que cuida. Maud se entera que a pesar de su condición, Amanda ha iniciado una relación en línea con una joven.
Cierto, Saint Maud parece un ejercicio narrativo de contar Persona de Ingmar Bergman, con toques de horror y en clave queer. Lo que llama la atención es lo efectivo de la puesta en imágenes por parte de Glass y su equipo: Saint Maud es una cinta pequeña, con apenas un par de locaciones y un puñado de actores, pero eso no es impedimento para sus ambiciones.
Eso hizo que una pregunta quedara en el aire ¿De qué será capaz Rose Glass con mayor presupuesto?
Bien, este es el año en el que esta pregunta encuentra su respuesta gracias al estreno de su segundo largometraje, ahora sí en corrida comercial en México: Love lies bleeding (2024, Reino Unido y Estados Unidos), un violento, insidioso y algo surreal neo-noir que no es más que otro ejercicio narrativo por parte de Glass, recontar: The postman always rings twice, novela de James M Cain, a finales de los años ochenta, en Nuevo México y, de nuevo, en clave queer.
Kristen Stewart interpreta a Lou, por Louise. Ella es hija de un mafioso local que también se llama Lou (Ed Harris). Lou padre es un hombre obsesionado con los insectos, tiene comprada a la policía local y controla el tráfico de drogas y armas en ese pedazo de Nuevo México en el que viven. Lou hija regentea el gimnasio de su padre, además de capotear a agentes del FBI que la buscan que se convierta en informante y los ayude a detener a su padre, sospechoso de varias desapariciones y hecho violentos. Otras tareas que ocupan su tiempo es: destapar letrinas, soportar a clientes molestos y aguantar los lances de Daisy (Anna Baryshnikov).
La madre de Lou lleva años desaparecida. O al menos eso es lo que le ha dicho su padre, con el que solo habla cuando se topan en algún lugar público o por alguna emergencia. Y la única razón por la que Lou no se larga de ahí es por su hermana, Beth (Jena Malone), que está casada con el violento JJ (Dave Franco). JJ trabaja con su padre y cada tanto suele mandar al hospital a Beth.
Una noche, Lou conoce a una extraña llamada Jackie (Katy O’Brian), una mujer con pasado que tiene como meta el llegar a Las Vegas para participar y, dice, ganar un concurso de culturismo. JJ es el responsable de que Jackie, una vagabunda, decida quedarse en ese pueblo. Lou se enamora de Jackie, mientras que Jackie se deja querer por Lou. Todo va bien hasta el día en el que JJ vuelve a golpear a Beth. Entonces, parte del pasado violento de Jackie, del que está huyendo, se vuelve presente. Va a visitar a JJ antes de que huya. Entonces todo se complica.
Con esos elementos, Glass como directora y co-guionista (Weronika Tofilska también está acreditada por el guion), arma una candentes, violenta y curiosa cinta que hace guiños a los primeros títulos de los hermanos Coen y al Lynch de Lost Highways y principalmente Wild at heart.
Esta fábula sin moraleja que es Love lies bleeding, con todo y sus puntos a favor (principalmente la actuaciones de la pareja protagónica), como sus tantos puntos en contra (ese recatarse a la hora de dejarse llevar por lo que plantea, como es ese roce con el body horror), nos lanza su dardo envenenado: el amor es lo peor. Sí, pero caray ¿Qué haríamos sin él?
Atentamente, el Duende Callejero…








