En la telaraña

A inicios del siglo XXI, en la ciudad sagrada de Mashhad, un hombre se impuso la misión de limpiar de pecado al mundo. Así que asesinó a todas aquellas prostitutas que tuvieron la desventura de cruzarse en su camino.

Y, tras abandonar sus cuerpos en las periferias, aquel hombre hablaba con medios locales desde teléfonos públicos para informar dónde podían encontrarlas y de paso explicar que él estaba haciendo esa limpia porque veía con horror que la sociedad iraní estaba perdiéndose al darle tanto espacio a las mujeres.

Muchas de ellas ya estaban trabajando por su cuenta, abriendo y sosteniendo negocios. Otras asistían a salones de belleza, donde se arreglaban el pelo, las uñas. Hasta compraban ropas de colores que usaban bajo los ropajes tradicionales.

El hombre alegaba que esos asesinatos eran un deber santo y que humildemente aceptaba el silencioso agradecimiento de la población devota y, claro, masculina. Porque él sabía que muchos se alegraban con la noticia de que se había encontrado otro cuerpo en los márgenes de la mancha urbana, porque ese descubrimiento hacía que sus esposas, sus hijas, sus tías y hasta sus madres se la pensaran dos veces antes de salir solas a la calle para cumplir una jornada laboral.

Las autoridades, fuera de hacer un sinnúmero de ruedas de prensa y mostrarse consternadas por lo que estaba sucediendo, solo iban ensanchando el archivo del que comenzaron a apodar: el asesino de arañas.

Fue la labor de un grupo de periodistas que estuvieron instigando a las autoridades, además de hacer investigaciones por su cuenta que luego estuvieron compartiendo con la policía, los que lograron que se arrestara a un hombre llamado Saeed Hanaei.

Este hecho dio pie a un documental para la televisión, que se estrenó en el 2003, Va ankaboot amad se tituló y fue dirigido por Maizal Bahari y contiene una entrevista con el propio Hanaei.

También la película Ankaboot, del 2020, dirigida por Ebrahim Irajzad y escrita por Oktay Baraheni, que hace una ficción con la vida de Hanaei.

Y, finalmente, la impresionante Holy Spider (2022, SueciaFranciaAlemaniaDinamarca), escrita por Afshin Kamran Bahrami y Ali Abbasi, que también es el director.

Holy Spider no es un recuento de la historia de Hanaei. Solo toma como base lo sucedido con el asesino de arañas para elaborar su propia historia.

Como película, estamos ante un thriller contado desde dos puntos de vista.

El primer punto, Arezoo Rahimi (Zar Amir Ebrahimi), una periodista liberal que viaja a la conservadora ciudad de Mashhad para cubrir los asesinatos de la araña, que es como llaman al anónimo asesino de prostitutas, y que va topándose con muros de desinformación, misoginia y hasta abusos físicos y verbales durante sus pesquisas.

El segundo punto es el de Saeed Azimi (Mehdi Bajestani), un tranquilo y devoto, además de fracasado padre de familia dedicado a la construcción, que en secreto ve con horror en qué se está convirtiendo su sociedad al darle tanta voz a las mujeres.

La película pasa su primera parte narrando el juego de gato y ratón entre el asesino y la periodista que, ayudada por Sharifi (Arash Ashtiani), el reportero al que Azimi llama luego de cometer cada asesinato, van horadando los muros de conservadurismo que les rodean.

Tras esa primera parte, Holy Spider muta a un melodrama judicial que advierte sobre la corrupción, la ignorancia y la violencia reinante. Durante el juicio de Azimi, algunos miembros de la comunidad, incluyendo algunas autoridades, lo consideran un héroe que no merece ser castigado.

Finalmente, y con una escena devastadora introducida por un genial gimmick narrativo, Holy Spider termina planteando que no debemos engañarnos: no vimos una película sobre un asesino serial, sino una sobre una sociedad asesina.

La pregunta que queda en el aire es ¿Se puede esperar un cambio?

Atentamente, el Duende Callejero

Agustín Galván

Estás en el blog: filias y fobias de @duendecallejero. Inicié escribiendo sobre mis gustos y disgustos en materia de cine y literatura en algún momento del 2003. Solo que entonces fue en otro lugar, en otro espacio (ahora fallecido). La versión que ahora vistas es nueva (aunque ya tiene sus años). Gracias por la visita y si te apetece, deja tu comentario.