En el cuento The Boogeyman, que aparece en la colección Night Shift de Stephen King, Lester Billings, un hombre que no ha llegado a los treinta años pero que ya está divorciado, además de haber sido padre de tres hijos, todos muertos en circunstancias extrañas, habla con el doctor Harper, un terapeuta, sobre cuál es su idea de la paternidad: los hijos atan al hombre, dice. Eso le gusta a las mujeres, sobre todo cuando el hombre es más inteligente que ellas.
Basta esa cita para entender qué es lo genial en un autor como King: su capacidad para crear personajes que se alejan de cualquier arquetipo.
En la mayoría de los casos, sus personajes simplemente son personas comunes y corrientes con imperfecciones, vicios y filias y fobias.
Personajes que, una vez que los acompañamos por esos tortuosos caminos que el de Maine los hace recorrer, acabaremos encontrando entrañables.
Esa característica es lo que lo hace tan difícil de adaptar.
Al grado que ni el propio Kubrick pudo hacerlo (sí, sé que es lugar común citar a The Shining como un clásico del cine de horror. Y lo es, faltaba más. Pero también es una malograda adaptación de la novela de King).
Algunos, cuando adaptan uno de sus textos, se centran en la trama y la siguen como pueden mientras que otros solo toman prestado el nombre de algunos personajes y también algunas situaciones, y acaban yéndose por la libre.
Lo segundo es lo que hicieron Mark Heyman, junto con Scott Beck y Bryan Woods, todos acreditados como guionistas de The Boogeyman (2023, Estados Unidos, Canadá), película dirigida por Rob Savage y producida por Shawn Levi, Dan Levine y Dan Cohen.
Y, bueno, cuento está ahí.
Es el arranque de la película y también el norte de su trama. Solo que el Billings que interpreta David Dastmalchian no es ese joven racista y machista que llega al despacho del doctor Will Harper (Chris Messina) para desahogarse porque se considera un fracasado que además carga una maldición.
No. Este Billings, que por cierto aquí sigue casado con Rita (Marin Ireland), es un hombre de mediana edad que se presenta en la consulta de Harper pues está seguro que el ente que mató a sus hijos ahora lo atacará a él y a su familia.
Así que no solo viene a advertirle, también está ahí para comprobarlo su teoría.
Porque resulta que este Harper acaba de perder a su esposa en un accidente automovilístico, y Billings sabe que a al ente le gusta atacar a todo aquel que esté pasando por una racha de tristeza y miedo. Y como Harper ahora se deberá hacer cargo de sus dos hijas, la adolescente Sadie (Sophie Thatcher) y la aún niña Sawyer (Vivien Lyra Blair), el escenario es perfecto para que el ente instale en las sombras y armarios de su casa, y comience su ataque, porque como dice Rita: le gusta jugar con su comida.
Así, cuento y película comparten una idea: no hay nada que aterre más a una persona que convertirse en padre. Más si de pronto se queda solo.
Eso sí: The Boogeyman está cargada de sustos de manual. Pero están muy bien orquestados. Se nota que Savage entiende bien que más que lanzar cosas a la cámara o recurrir tramposamente la pista de audio, lo que importa está en el inquietar. Y qué mejor recurso que esa vieja pero eficaz artimaña de mostrar/no mostrar al ente. Algo que tan bien le resultó a Spielberg y a Scott.
Y eso, además de su hora y media de duración, hacen que esta nueva adaptación de King sea una película que debamos tener en cuenta a la hora de escoger un título de la cartelera.
Más en este verano plagado de títulos que no terminan.
Atentamente, el Duende Callejero…








