Las películas sobre jóvenes, en concreto mujeres jóvenes, que buscan librarse del yugo paterno bien podría ser un género en sí mismo. Sin embargo, no debemos olvidar que ese solo es uno de los tropos más efectivos del cine de corte realista.
Y según parece, además de efectivo tiene esa otra cualidad que muchos otros tropos le envidiarían: es maleable.
Esto quiere decir que puede adoptar cualquier forma y que puede presentarse en cualquier lugar.
También que puede hacerse con los recursos que se tengan a la mano, incluyendo actores no profesionales. Porque, en verdad ¿qué se necesita para una película sobre una joven que quiere emanciparse?
Un lugar exterior que puede ser una calle, un parque o quizá una escuela.
Una casa o departamento para los interiores, y al menos tres personajes: la joven protagonista, quizá un hermano o amigo-novio y, claro, el padre abusivo.
Listo.
Y en su primer largometraje: Razzhimaya kulaki, que por acá conocemos como: Aflojando los Puños (2021, Rusia y Francia), la directora y guionista rusa Kira Kovalenko (1989, Nálchik) sigue cada uno de esos puntos para contarnos la historia de Ada (Milana Aguzarova).
Cuando conocemos a la joven, ella está en el pequeño pueblo minero de Mizur esperando la llegada de alguien.
Pero ese alguien la ha dejado plantada.
Eso la frustra. Hasta se había puesto perfume para el encuentro.
Afortunadamente tiene a su hermano pequeño, Dakko (Khetag Bibilov), que ha adoptado la costumbre de llamarla mamá, a su lado.
El joven no tarda nada en contagiarla con su buen humor.
Ese pueblo es el lugar en el que su padre (Alik Karaev) decidió instalarse junto con sus tres hijos: Ada, el hijo mayor Akim (Soplan Khugaev) y Dakko. Solo que Akim aprovechó una oportunidad de trabajo para largarse al pueblo vecino, dejando a los menores a merced del abusivo padre, que incluso prohíbe a Ada el ir al hospital para tratar el padecimiento que está menguado su salud.
Es ese padecimiento el que hace que Ada sienta que se le está yendo la vida subiendo y bajando por esas calles llenas de hombres, jóvenes y viejos, que solo se dedican a verla a ella y a la vida pasar.
Ada quiere largarse para vivir una vida que puede que sea corta, pero que desea que sea bajo sus reglas.
Sin embargo ¿cómo podría hacer eso que desea sin recursos o ayuda?
¿Y a dónde iría?
Porque está encajonada en uno de los confines más machistas del mundo.
El guion, escrito tanto por Kovalenko como por Lyubov Mulmenko y Anton Yarush, tiene el tino de no dejar un solo cabo suelto en la historia de Ada. Incluso le da una justificación a la histeria del padre por mantener a sus hijos encerrados en ese otro castillo de la pureza: la guerra.
Porque él y su familia llegaron a ese pueblo huyendo de los conflictos de Chechenia.
En ese conflicto perdió a su esposa y también su cordura. Y es por el fantasma de la guerra que está nublando su entendimiento, por el que pierde a su familia.
Y de paso su propia salud.
Aflojando los Puños, ganadora de Un Certain Regard en el festival de Cannes del 2021, entre otros galardones, es una película que nos recuerda que los tropos nunca deben ser la historia.
Están ahí solo para ayudarnos a contarla.
La historia, en casos como éste, le pertenecen al personaje principal y a su mundo.
Así que, bienvenidos sean al mundo de Ada.
Atentamente, el Duende Callejero…








