Dos caras y ninguna moneda

Inicio con un cliché: que exista la película Heretic (2024, Estados Unidos y Canadá), dirigida y escrita por Scott Beck y Bryan Woods, se siente como una bocanada de aire fresco.

Sí, les dije que sería un cliché y cumplí ¿no?

Ahora, déjenme decir que, caray, ahora me salta una pregunta ¿Heretic no sería un raro caso en el que una película podría ser un podcast de los narrativos?

Para el que escribe esto, la respuesta a esa pregunta es un sonoro: .

También diré que me resulta difícil catalogar a Heretic como una mera película de horror.

Heretic es un thriller que enfoca sus armas en la incómoda naturaleza de las creencias. Y aunque no es el único que existe, se desmarca cómodamente del resto con el solo hecho de que en esta cinta no tenemos ni a un endemoniado o una constante muestra de violencia.

Nada de eso.

Tenemos, primero, un diálogo que continúa con un juego de decisiones y que finaliza con un desmadre. Pero, bueno, vamos paso a paso.

La cinta nos presenta a dos jóvenes pertenecientes a la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, la hermana Barnes (Sophie Turner) y la hermana Paxton (Chloe East). Ellas atienden la petición de que un tal Reed (Hugh Grant) desea saber más de su congregación. Y así inicia el intercambio de información y opiniones. Primero en la puerta de la casa de Reed, pues, según sus reglas, las hermanas no pueden entrar a una casa con un hombre si no hay una mujer presente. Reed les dice que entren, que su mujer está en ese momento en la cocina haciendo un pay, que no se preocupen.

Vamos, que hasta pueden oler el pay que prepara.

Solo que ya dentro, Reed inicia un cuestionario sobre la fe y las creencias. Cuestionario que incluye algo que desconcierta a las jóvenes: ellas creen en ese poder superior que lo sabe todo, lo vigila todo y que está en todos lados, solo porque alguien se los dijo. Así como él les dijo que entraran a su casa sin preocupaciones puesto que su mujer está cocinando. Pero ¿Les consta?

¿En verdad hay una mujer en la cocina o solo entraron porque él les dijo que existía una señora Reed y ellas se dejaron llevar por esa creencia en que él les decía la verdad y el olor de que algo se estaba cocinando?

El gran protagonista de Heretic, al menos en esa interesante primera parte, es el guion de Beck y Woods.

Tanto por su rigor histórico, como en la economía de recursos (en esencia, gran parte del metraje de Heretic son tres personajes debatiendo), como por su capacidad para ir creando y acumulando tensión. Sin ese guion, no tendríamos las celebradas actuaciones de Grant y de East. Y aunque, insisto, por su desarrollo estamos ante una cinta que bien podríamos escuchar y el efecto sería el mismo, hay que reconocerle a Chung-hoon Chung su trabajo detrás de cámara. La suya es una cámara que no se deja llevar por la tentación de aprovechar la claustrofóbica puesta en escena, limitándose a dejar que la historia avance.

El asunto es ese final.

Caray, con una premisa tan bien planteada. Con un desarrollo que sin pisar el acelerador logra que sintamos cómo crece la tensión ¿Era necesario ese cambio de registro que desmadra todo?

Le tocará juzgarlo a usted, estimado lector mío. Al igual que ir contestando alguna de las preguntas de Reed.

Eso sí, descuide: aunque parezca que estamos ante un caso cantado de cinta anti-religiosa, le diré algo que bien podría haber dicho el propio Reed: nada es lo que parece.

Atentamente, el Duende Callejero

Agustín Galván

Estás en el blog: filias y fobias de @duendecallejero. Inicié escribiendo sobre mis gustos y disgustos en materia de cine y literatura en algún momento del 2003. Solo que entonces fue en otro lugar, en otro espacio (ahora fallecido). La versión que ahora vistas es nueva (aunque ya tiene sus años). Gracias por la visita y si te apetece, deja tu comentario.