
Hace poco más de dos años, el cuarteto compuesto por los directores Matt Bettinelli-Olpin y Tyller Gillet, junto con Justin Martinez y Chad Villella, que fungen como productores, y que colectivamente se hacen llamar: Radio Silence, se reunió con los dueños de los derechos de la serie Scream con una propuesta: hacer una nueva película con nuevos personajes pero en el mismo escenario que la original, el pueblo ficticio de Woodsboro, California; además que actualizarían el concepto planteado en la original para estas nuevas generaciones que no sueltan sus teléfonos celulares, que comparten hasta cuando van al baño en las distintas redes sociales y que, en algunos casos, dicen que consumen contenido en lugar de que están viendo películas o series.
Y con la bendición de Kevin Williamson, guionista y por tanto creador de los personajes y las situaciones planteadas en la primera, la segunda y la cuarta cinta de la serie original, todas dirigidas por el ya finado Wes Craven, Radio Silence entregó el año pasado Scream (2022, Estados Unidos), basado en un guion escrito por James Vanderbilt y Guy Busick.
Y en parte lograron su promesa de actualizar la saga para las nuevas generaciones.
Y digo en parte, porque aunque dicha película tiene un buen arranque que va subvirtiendo las reglas de anteriores entregas (por ejemplo, el hecho de que la primera víctima, la Tara Carpenter que interpreta Jena Malone, sobreviva al ataque de Ghostface en el prólogo de la cinta), es hacia su conclusión que se hace un embrollo del que le resulta difícil salir al incorporar un elemento inédito en una serie cuya mayor valía es precisamente no haber contado con dicho elemento: un guiño ¿sobrenatural? ¿psicótico? que hace que uno de los personajes principales, la Samantha Carpenter que interpreta Melissa Barrera, se comunique con Billy Loomis (Skeet Ulrich), que en un giro propio de una telenovela latinoamericana resulta que es su padre.
Así iniciamos esta sexta entrega de la que ya no es una simple serie, sino, como lo expresa a grito abierto Mindy Meeks-Martin (Jasmin Savoy Brown), sobrina de otro de los personajes originales de la saga, el Randy Meeks que interpretó Jamie Kennedy, ya no estamos ante una serie, sino ante una franquicia. Y eso significa, primero, que todo lo que dimos por hecho en las anteriores entregas ya no debe tomarse por ley, que todo irá a mayor: más muertes, más violencia, con ideas más elaboradas que hasta deberán ser contradictorias.
Ah, y el hecho de que ninguno de los personajes, desde los sobrevivientes de las anteriores entregas, sean nuevos o viejos, están a salvo: cualquiera puede morir.
Lo anterior sirve como resumen de Scream VI, de nuevo dirigida y producida por Radio Silence y con guion de Vanderbilt y Busick, que sitúa sus acciones en Nueva York, tomando como pretexto que tres de los personajes sobrevivientes de la anterior película: Tara, Mindy y su hermano Chad (Mason Gooding), estudian en una universidad newyorkina.
Con ellos está Samantha, en su papel de guardiana pues no duda que seguramente habrá otros Ghostfaces en su camino.
La novedad es que en Internet, en distintos foros y redes sociales, se ha planteado la idea de que Samantha fue la única responsable de los asesinatos de la pasada entrega, así que ahora la mujer deberá cuidarse de tres frentes: tener resultados en su apoyo psicológico, el velar por la seguridad de sus amigos y limpiar su nombre.
Así que, sí, Radio Silence volvió a cumplir en su afán de actualizar la saga. Centrando sus dardos en la llamada cultura de la cancelación.
Al menos los números en taquilla así lo avalan.
La pregunta es si volverán a repetir dicha hazaña en la inevitable tercera entrega de esta franquicia dirigida y producida por Radio Silence.
Atentamente, el Duende Callejero…