Temporada de adaptaciones

En el 2020, nos enteramos que la versión en inglés de Temporada de Huracanes fue una de las finalistas del premio Booker. Eso convirtió a la novela en un fenómeno literario internacional, aunque valdría recordar que desde su publicación en el 2017, encabezó la lista de títulos a lo mejor del año e incluso de la década, y sigue siendo una referencia cada que alguien pregunta por los títulos más destacados de la literatura mexicana actual.

Escrita por Fernanda Melchor (1982, Boca del Río), Temporada de Huracanes inicia con unos niños que descubren un cadáver flotando en un río. Y lo que le sigue a ese prólogo es un relato planteado desde tres puntos de vista en el que nos enteraremos de lo sucedido en un pueblo llamado La Matosa antes, durante y después de la aparición del cadáver.

Ah, por cierto: La Matosa es un pueblo ficticio veracruzano. Uno en el que gobierna la pobreza, la ignorancia, la violencia, el machismo, el desespero y el narcotráfico, además de la corrupción.

La Bruja. Ella es una mujer temida y a la vez respetada por los habitantes de La Matosa. La gente del lugar suele visitarla cuando necesitan algún trabajo, y evitarla si se la encuentran caminando por ahí. La Bruja. Se cuentan varias leyendas sobre ella: que si hizo un pacto con el diablo, que si es la responsable de alguna desgracia ocurrida a fulano o fulana, que tiene mucho dinero escondido en su casa. La Bruja. Lo único que es cierto, y eso porque hay varios testigos, es que por las noches organiza fiestas que siempre terminan en orgías. Muchos jóvenes acuden a esas fiestas pues La Bruja departe drogas y alcohol a granel. Lo único que pide a cambio es que alguno de esos jóvenes tenga sexo con ella y que no suban al segundo piso de su derruida casa.

Por eso, cuando se sabe que el cadáver que flotaba en el río pertenecía a La Bruja, los rumores rompen el dique. Todos y a la vez nadie podrían ser los culpables del asesinato. En La Matosa raro era quién no le debía o había pedido un favor a La Bruja. Así que el posible asesino podría ser una mujer despechada o un hombre cuya vida se fue al cuerno debido a uno de sus hechizos, o alguien al que se le murió el niño o la niña, o el animal que tenían enfermo. Solo una persona en toda La Matosa está segura sobre quién puede ser el asesino de La Bruja. También puede hablar sobre quién lo ayudó y hasta se aventura a dar una razón.

Y esa persona está ahora esperando su turno para dar su declaración en la comandancia, mientras unas mujeres reclaman el cuerpo de La Bruja. Porque ella vio quién entró y luego salió de la casa de La Bruja cargando un bulto que bien podría haber sido un cuerpo.

El cuerpo de La Bruja.

Esa persona es Yesenia, que vive con su abuela y sus primas en la casa aledaña a la de La Bruja. Una joven que vive ignorada por su familia, violentada por su abuela y soportando las vilezas de los hombres del lugar. Y entre esos hombres que a ratos la magrean y luego la ignoran está Luismi, su primo. Luismi es favorito de la abuela y de sus primas, un vago, flojo, drogadicto, que recién salió con la noticia de que se iba a convertir en padre pues recogió a Norma, una niña que huía de su casa tras haber quedado embarazada de su padrastro y que encontró llorando en la plaza.

Por las fechas en las que nos enteramos del Booker también supimos que la cineasta Elisa Miller (1982, Ciudad de México) iba a dirigir una adaptación cinematográfica de la novela, y que el guion estaría a cargo de la propia Miller y Daniela Gómez. Además que tendría a Paloma Alvamar interpretando a Yesenia, a Edgar Treviño como Luismi y a Kay Rigoni como Norma. Y resulta que Temporada de Huracanes en su versión cinematográfica acaba de llegar al catálogo de Netflix. Por si quieren ver cómo fue que Miller logró poner en imágenes un relato tan lírico en formato académico.

Y de entrada, podría decirse que lo logró. Ahí está el esqueleto de esa crónica coral sobre ese pedazo del mundo en cuyo horizonte siempre está ardiendo el fuego de las chimeneas de Pemex. Un pueblo que, como las casas de los personajes, parece a punto de caerse a pedazos sobre sus habitantes. Miller y Gómez lograron hilar una trama que va y viene en el tiempo, sin enredos ni complejidades. Pero, para lograrlo también tuvieron que rasurar algunas subtramas que hacían que la novela de Melchor respirara, no resollara. Entre esas subtramas o desaparecidas o resumidas en su versión cinematográfica, está la historia de La Bruja (Edgar Treviño), la de Norma, el papel de la policía local, tan importante en su resolución, y, de paso, el de los narcotraficantes. Y en concreto, lo que sucede con la madre de Luismi y otras prostitutas del lugar que trabajan en Excálibur, la casa de citas del lugar.

En Temporada de Huracanes de Miller, La Matosa cobra vida, sí, pero queda lejos de ser ese universo que se devora a sí mismo ante nuestros ojos. Aquí son solo un par de calles, de casas y de historias sobre malas decisiones e incapacidad de aceptación (desde una madre que confiesa que de haber podido abortar lo hubiera hecho sin pensarlo, a un muchacho que desprecia a los homosexuales, siendo uno); a pocas películas les pediría un poco más de tiempo para desarrollar mejor a sus personajes. Y Temporada de Huracanes, de hora y treinta y tantos minutos de duración, es uno de esos raros casos.

Atentamente, el Duende Callejero

Agustín Galván

Estás en el blog: filias y fobias de @duendecallejero. Inicié escribiendo sobre mis gustos y disgustos en materia de cine y literatura en algún momento del 2003. Solo que entonces fue en otro lugar, en otro espacio (ahora fallecido). La versión que ahora vistas es nueva (aunque ya tiene sus años). Gracias por la visita y si te apetece, deja tu comentario.