Y de nuevo, el precio de la fama

Fue en el 2022 que el director, productor, guionista, editor y también actor Ti West (1980, Wilmington) presentó su homage a esos truculentos y cochambrosos títulos de los 70 que, en busca de público sin que mediara el reconocimiento de la crítica y que de paso levantaran ampollas con el segmento conservador norteamericano, mezclaron, y con saña, el sexo con la sangre y la violencia gráfica: X.

Entonces, la sorpresa no fue que West, que como cineasta se había movido más en los terrenos del llamado mumblecore con un filón sobrenatural, presentara una cinta tan fuera de registro. Además, informó que ese era el inicio de una trilogía que tendría como protagonista a la actriz Mia Goth, y cuyo segundo título, Pearl, había sido producido a la par que X.

Con Pearl, West y Goth siguieron con su relato sobre el desgaste mental tras la lucha por alcanzar el reconocimiento y la fama. Solo que mientras que la primera película situó sus acciones en 1979, la segunda lo hizo en 1918.

Y mientras que la primera lo hizo, tanto temáticamente como estéticamente, en terrenos del cine para adultos, que quizá en aquellos años ya menguaba pero que hacía poco que se había convertido en mainstream luego de éxitos taquilleros como Deep Throat y Behind the Green Door; mientras que Pearl se decantó por el cine de lucha femenina de finales de los cincuenta y principios de los sesenta. Así, Mia Goth encarnó en Pearl a la versión juvenil de la villana de X, y de pasó explicaron la razón por la que el ver a esos jóvenes produciendo su película detonó su instinto homicida.

Solo quedaba un título para cerrar la trilogía, MaXXXine (2024, Estados Unidos y Reino Unido), que acaba de estrenarse. He aquí el cierre de una trilogía cuyas imperfecciones fueron su mayor encanto, pero que en este cierre intentaron ocultarse bajo una gruesa capa de lustre y neón aprovechando que ahora la historia se sitúa en el decadente Hollywood de mediados de los ochenta.

Momento clave históricamente hablando en el que los barbudos comenzaron a mandar gracias a que sus películas eran las que peleaban la taquilla: George Lucas, Steven Spielberg, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola y, claro, Brian De Palma. Todos salidos del cine independiente y de nulo presupuesto, y deseosos de alcanzar la fama y el reconocimiento sin que mediara el costo.

Es con este último, De Palma, que West tiene una agitada conversación con MaXXXine. Y de paso con un tardío Dario Argento.

Estamos en Hollywood, 1985, un asesino serial está asesinando a jóvenes y un grupo de ciudadanos culpan al cine y a la música tanto de las acciones del asesino como del satanismo que sienten que va en ascenso. Es en ese momento que Maxine Minx (Goth), la last girl de X, sigue buscando la fama. Y cuando parece que lo ha logrado, porque la han contratado en esa película que hará que su carrera de un salto, que el destino le da un revés. Porque muchas mujeres de su entorno aparecen muertas.

La policía la etiqueta como sospechosa a la par que un detective privado salido de la nada (Kevin Bacon) viene a develar parte de su pasado.

Así MaXXXine intenta cerrar con honores (¿horrores?) una trilogía dispareja pero harto interesante. El problema es que en esta ocasión, West se empalagó recreando un momento y planteando tantas ideas que olvidó que lo interesante de sus anteriores cintas fue Goth y la criatura que interpretaba.

Aquí ella y su criatura quedan a la deriva ¿Consecuencias del precio de la fama de las anteriores entregas?

Parece. Caray.

Atentamente, el Duende Callejero

Agustín Galván

Estás en el blog: filias y fobias de @duendecallejero. Inicié escribiendo sobre mis gustos y disgustos en materia de cine y literatura en algún momento del 2003. Solo que entonces fue en otro lugar, en otro espacio (ahora fallecido). La versión que ahora vistas es nueva (aunque ya tiene sus años). Gracias por la visita y si te apetece, deja tu comentario.