El problema del consentimiento

En su debut como directora y guionista de un largometraje, la veterana directora de fotografía Molly Manning Walker nos entrega una apasionante cinta de formación que lleva por título: How to have sex (2023, Reino Unido y Grecia). Película en la que tres jóvenes inglesas, Em (Enva Lewis), Skye (Lara Peake) y Tara (Mia McKenna-Bruce), tienen su primera vacación veraniega sin supervisión parental en la paradisiaca Creta junto con otros jóvenes que dicen estar ahí solo divertirse y vivir el momento.

Entre las actividades que las tres amigas tienen pensadas para ese viaje están: el emborracharse si se puede cada noche, salir de fiesta hasta la llegada de los amaneceres y, en el caso de Tara, perder la virginidad.

Luego de cambiar su habitación poniendo como pretexto que una no sabe nadar, así que las otras dos necesitan tenerla vigilada mientras ronda la alberca, el balcón de esa nueva habitación colinda con el de Paddy (Samuel Bottomley), Badger (Shaun Thomas) y Paige (Laura Ambler). Tras presentarse, los seis se juntan tanto para conocerse como para emborracharse. Luego salen a jugar fútbol y de fiesta. Esas interacciones bastan para que Tara se enfrente a una encrucijada: siente que debe escoger entre Badger y Paddy para poder tachar su pendiente personal, mientras que Em se pregunta si tendrá alguna oportunidad con Paige. Y Skye simplemente se deja llevar por el momento.

Esa noche termina con todos compartiendo la habitación completamente ebrios, pero dispuestos a hacer lo posible porque la fiesta no termine en los siguientes días. El grupo ha crecido y hay que tomar cualquier oportunidad que se presente.

Y eso hacen, aunque la siguiente noche acabará marcando al grupo.

En su afán por mantener ese espíritu festivo y no pecar de aburridos o santurrones, vemos cómo los jóvenes se prestan a cualquier exceso. Eso hace que Tara acabe cuestionando qué hace ahí y qué es lo que verdaderamente quiere de esas experiencias ¿En verdad eso de solo se vive una vez vale para hacer y deshacer sin pensar qué pasará mañana?

Tara que se deja llevar por el momento, y acaba perdida, tanto literal como alegóricamente. O bueno, no amanece en el cuarto con sus amigas.

Y aunque nadie, salvo Badger, se muestra preocupado por su paradero, no tardaremos en saber qué le ocurrió a Tara esa noche.

Esos eventos pondrán en crisis a esa amistad que se creía a prueba de todo, y de paso servirán para que Tara conozca cuál es la diferencia entre desear algo, obtenerlo y el manido seguir adelante.

How to have sex podrá seguir un camino recto hacia terrenos bastante conocidos: la enfermiza necesidad de afirmación, la fragilidad de la amistad, el tener cuidado con lo que se desea porque suele obtenerse, el problema del consentimiento, entre otras cosas; sin embargo, tanto por la naturalidad con la que se desenvuelven las criaturas creadas por Walker, como por la decisión de prescindir de una atmósfera ominosa y jugársela con relatarlo todo sin emitir algún juicio o adjuntar alguna denuncia, sumando las actuaciones tanto de McKenna-Bruce como de Peake, estamos ante un relato que aprovecha cada uno de sus noventa minutos para simplemente contarnos una historia sin más ambición que estar bien contada.

Y, para nuestra fortuna, eso es precisamente lo que logra.

Atentamente, el Duende Callejero